El año del milagro
Le llamábamos Manel O Longo, que en gallego quiere decir “el Largo”, porque lo era de verdad. Sobre todo para aquella época en que la gente era más pequeña que ahora. Debía de medir por lo menos uno noventa. Era flaco, espigado, de rasgos muy marcados, con una cabeza más bien pequeña, desproporcionada con respecto a sus anchas espaldas un tanto encorvadas, y a sus brazos y piernas, fuertes y musculosos. Llevaba siempre el pelo muy corto y tenía una mirada entre triste e inquieta, como si estuviera alerta ante un peligro indefinido.