Escrito de manera sencilla, con afirmaciones contundentes como la que señala que «un niño que muere de hambre muere asesinado», y con una estupenda bibliografía y notas explicativas, este libro no sólo ofrece respuestas al problema de la alimentación mundial, sino que plantea interesantes preguntas para seguir reflexionando sobre cuestiones cruciales. Echando mano de anécdotas concretas o de Astérix y Obélix, los autores viajan de lo global y estratégico, comentando el uso (y abuso) de plaguicidas o el engaño de la publicidad, a lo doméstico y hogareño, ofreciendo consejos prácticos sobre dietas equilibradas y otras aspectos básicos para una buena alimentación.
Escrito de manera sencilla, con afirmaciones contundentes como la que señala que «un niño que muere de hambre muere asesinado», y con una estupenda bibliografía y notas explicativas, este libro no sólo ofrece respuestas al problema de la alimentación mundial, sino que plantea interesantes preguntas para seguir reflexionando sobre cuestiones cruciales. Echando mano de anécdotas concretas o de Astérix y Obélix, los autores viajan de lo global y estratégico, comentando el uso (y abuso) de plaguicidas o el... Seguir leyendo
¡Qué rico! Todo lo que hay que saber sobre la comida
En uno de los viajes de Colón a América, bastantes marineros cayeron enfermos. Por aquel entonces, las tripulaciones vivían sólo de galletas, pescado seco y cebollas. La consecuencia era una temida enfermedad, el escorbuto –una enfermedad carencial–, porque faltaban en la dieta la fruta y las verduras. Muchos marineros sufrían pérdida de peso, hemorragias, caída de dientes, atrofia muscular. Se debilitaban, se ponían nerviosos y perdían el apetito. En aquella época, los enfermos de escorbuto estaban sentenciados a muerte. Cuando fallecían, los cadáveres eran arrojados por la borda. Los hombres que enfermaron en el viaje no querían ser alimento de los tiburones.