Vendrán días mejores
–Vaya, Zack, ya no te haces el listillo.
Es verdad, he dejado de hacerme el listillo. La Mala Bestia y el otro tío me inmovilizan contra la pared. El tercero sujeta a Maïa un poco más lejos. Y Franck avanza lentamente hacia mí con los puños en alto.
La ironía de un desafío ganado de antemano. Tengo que encajar los golpes sin quejarme demasiado.
Cara a cara. Dientes apretados contra puños cerrados. Será un mal menor si no tocan a Maïa. Estoy dispuesto a que mi sangre se derrame sobre la acera, sobre la ciudad entera, a que riegue la ira y pinte grafitis en las paredes.
Todo con tal de que no la toquen.