Un cuento sin pies ni..., bueno, cabeza sí que hay. Está la de la hermosa Griselda, la princesa de belleza sin igual. Y las de todos los caballeros del reino que la perdían al paso de su radiante alteza. Al final la princesa se dará cuenta de que su vida habría sido más interesante si los hombres del reino hubieran conservado la cabeza sobre los hombros para poder hablar con ella y hacerle compañía. Pero ella no sospecha que llegará el día en que también perderá la cabeza por alguien. Una loca historia de pasiones extremas y amores imposibles.
Un cuento sin pies ni..., bueno, cabeza sí que hay. Está la de la hermosa Griselda, la princesa de belleza sin igual. Y las de todos los caballeros del reino que la perdían al paso de su radiante alteza. Al final la princesa se dará cuenta de que su vida habría sido más interesante si los hombres del reino hubieran conservado la cabeza sobre los hombros para poder hablar con ella y hacerle compañía. Pero ella no sospecha que llegará el día en que también perderá la cabeza por... Seguir leyendo
La bella Griselda
La princesa Griselda era tan hermosa que hacía perder la cabeza a cualquiera. Y no es sólo un decir. En los bailes de la corte, con sólo verla, las cabezas de los caballeros y príncipes se iban rodando tras ella, suspirando por su amor. Esto a Griselda le parecía muy gracioso. Ya fuera por aburrimiento o por tenerlas a mano, la cuestión es que Griselda empezó a coleccionar cabezas. Barnizaba ella misma las coronadas testas y las clasificaba por regiones o color de pelo para exhibirlas en su salón dorado...