Un jardín en Virginia
José pensaba que lo mejor de la caída era el no tener que ir a la escuela. Y no es que no le gustara estudiar, pero una cosa era ir al colegio en Madrid y otra asistir a la escuela en esta ciudad de Virginia donde uno no se enteraba de nada, porque se hablaba una lengua que no era la suya y las cosas eran tan diferentes y tan raras. La ciudad no estaba mal: casas con bonitos jardines en un paisaje cada día más verde, pues estaba llegando la primavera.