Alba y la maldición gamada
El magnate David Levy disertaba sobre la aplicación de tecnologías punta en los medios de comunicación. El señor Levy era propietario de diversas radios, televisiones y publicaciones, entre las que destacaba
La Voz, el diario de mayor tirada nacional. El recinto estaba abarrotado de amigos y reporteros que no se perdían una palabra, pues David Levy podría dar alguna de las claves en las que se basaría el nuevo periodismo. La sala de conferencias era espaciosa y estaba ubicada en la última planta del Centro Financiero de la ciudad. El sol se filtraba por los ventanales del rascacielos casi en perpendicular, como un calidoscopio de colores crepusculares, mientras las nubes, numerosas como amebas, anunciaban la proximidad de las primeras lluvias. Desde allí los árboles parecían brotes de frutas, las furgonetas bolas de petanca y los viandantes insectos.