El título corresponde al primer cuento de los siete que componen este libro. Historias poco convencionales, con personajes extraños que habitan mundos propios y herméticos, que se resisten a abandonar. Pero, aun aislados, la sociedad es tan potente que se ven invadidos por señales del exterior.
Los siete relatos se pueden entender como una metáfora sobre la incomunicación y la búsqueda de la propia identidad en un mundo caótico. Escritura fragmentada, un tanto inconexa, en la que se percibe el desorden y la soledad.
El título corresponde al primer cuento de los siete que componen este libro. Historias poco convencionales, con personajes extraños que habitan mundos propios y herméticos, que se resisten a abandonar. Pero, aun aislados, la sociedad es tan potente que se ven invadidos por señales del exterior.
Los siete relatos se pueden entender como una metáfora sobre la incomunicación y la búsqueda de la propia identidad en un mundo caótico. Escritura fragmentada, un tanto inconexa, en la que se percibe el desorden y la soledad.
El hombre que ya no tenía nada que hacer
Un hombre que ya no tenía nada que hacer, ni estaba casado, ni tenía hijos ni trabajo, pasaba el tiempo reflexionando sobre todo lo que sabía.
No estaba satisfecho con tener un nombre; también quería saber exactamente por qué y de dónde le venía. Por tanto, hojeó todo el día libros viejos hasta que encontró en ellos su nombre.