No es tan fácil saltarse un examen
Mi madre estaba en el comedor, sentada en el sillón junto a la ventana. Tenía el
Hola abierto sobre la falda. Las otras revistas se le habían caído por el suelo, cerca de ella.
A primera vista te daba la impresión de que acababa de echar una cabezadita, pero su cara no denotaba sueño, sino una paz profunda, bestial. Nunca antes me había topado con una expresión de serenidad como aquélla. De mi madre se podrá decir todo menos que es una mujer serena.