A veces tenemos problemas para aceptarnos como somos. Nos gustaría ser más grandes, más delgados, más rápidos, más listos... La sociedad que adora al cuerpo perfecto y el éxito en todo crea gran inseguridad y problemas de autoestima no sólo en los adultos, sino sobre todo en los niños que no llegan a colmar las expectativas de sus padres. Frente a esos problemas, este cuento puede prestar ayuda a los niños desde el mundo de los sueños.A veces tenemos problemas para aceptarnos como somos. Nos gustaría ser más grandes, más delgados, más rápidos, más listos... La sociedad que adora al cuerpo perfecto y el éxito en todo crea gran inseguridad y problemas de autoestima no sólo en los adultos, sino sobre todo en los niños que no llegan a colmar las expectativas de sus padres. Frente a esos problemas, este cuento puede prestar ayuda a los niños desde el mundo de los sueños.
El feliz sueño
Como cada día, el sol había salido de entre las montañas y, como cada día, parecía el huevo frito que se comía el gigante Gigantón para desayunar. Y como cada día, el gigante Gigantón abrió un ojo y después el otro, se desperezó y se levantó de un salto que hacía temblar a toda la región y un poco más.