Una caracola que reposa en la orilla recibe la petición de grabar el sonido del mar. Lo hace con agrado y termina por acostumbrarse al latido de sus olas. Un niño que pasa por la playa la ve, se la lleva a su casa y la guarda, como si de un tesoro se tratara. Un día, la recupera y, al ponerla en su oído, oye el sonido del mar que, poco a poco, con el paso del tiempo, se estaba desvaneciendo. El muchacho vuelve a la playa y la deja en la arena, en su hogar. Para disfrutar de su texto rimado haciendo una lectura en voz alta.
Una caracola que reposa en la orilla recibe la petición de grabar el sonido del mar. Lo hace con agrado y termina por acostumbrarse al latido de sus olas. Un niño que pasa por la playa la ve, se la lleva a su casa y la guarda, como si de un tesoro se tratara. Un día, la recupera y, al ponerla en su oído, oye el sonido del mar que, poco a poco, con el paso del tiempo, se estaba desvaneciendo. El muchacho vuelve a la playa y la deja en la arena, en su hogar. Para disfrutar de su texto rimado haciendo una lectura en voz alta.
El niño y la caracola
El mar le dijo a una ola:
-Acércate con sigilo
y pide a la caracola
que si me guarda el sonido.
-Hola- le dijo la ola.
-Hola- repitió un suspiro
dentro de la caracola-.
¿Qué quieres? ¿A qué has venido?