Es increíble como a través de seres tan pequeños y poco comunes como “los tenrecs”, parecidos a las musarañas de Madagascar, se puede contar un cuento donde el valor de la empatía juega un gran papel. Y es que, es muy fácil valorar lo que uno hace, sin tener en cuenta el trabajo de los demás. Marido y mujer se intercambian durante un día las tareas caseras y de fuera de casa. El padre estará con sus treinta y un bebés, todos de la misma camada, y la madre será profesora ¿cuál será el final? Papá desesperado, agotado, mamá feliz, por fin, reconocida. Con humor, el ilustrador Shoo Rayner, dibuja en blanco y negro, de forma sencilla y muy efectiva, consiguiendo dar mucha fuerza al texto que lo acompaña.
Es increíble como a través de seres tan pequeños y poco comunes como “los tenrecs”, parecidos a las musarañas de Madagascar, se puede contar un cuento donde el valor de la empatía juega un gran papel. Y es que, es muy fácil valorar lo que uno hace, sin tener en cuenta el trabajo de los demás. Marido y mujer se intercambian durante un día las tareas caseras y de fuera de casa. El padre estará con sus treinta y un bebés, todos de la misma camada, y la madre será profesora ¿cuál... Seguir leyendo
Un montón de bebés
La señora Sincola era una tenrec. Estaba agotada. Era como la anciana que vivía en un zapato (sólo que ella vivía en una cueva). La señora Sincola tenía tantos hijos que no sabía qué hacer. Tenía treinta y un bebés. Treinta y un bocas que alimentar. Treinta y un caras que lavar. Treinta y un bebés que acostar cada noche. Y la señora Sincola tenía que hacerlo todo ella sola.