Es el cumpleaños del abuelo y las tres nietas traviesas se dedican a: comer las rosquillas, hacer torres con los muebles de la casa, jugar con la ropa de la abuela, utilizar el tinte del abuelo. Ante la preguntas insistentes de la abuela, las niñas siempre responden lo mismo: ¿Habrá un ratón? La abuela, que conoce bien a sus nietas, decide darles un escarmiento y, durante la siesta, les coloca a cada una: orejas de ratón, colitas, bigotes. Una historia con sentido del humor, complicidad e ingenio.
Es el cumpleaños del abuelo y las tres nietas traviesas se dedican a: comer las rosquillas, hacer torres con los muebles de la casa, jugar con la ropa de la abuela, utilizar el tinte del abuelo. Ante la preguntas insistentes de la abuela, las niñas siempre responden lo mismo: ¿Habrá un ratón? La abuela, que conoce bien a sus nietas, decide darles un escarmiento y, durante la siesta, les coloca a cada una: orejas de ratón, colitas, bigotes. Una historia con sentido del humor, complicidad e ingenio.
¿Habrá un ratón?
-¿Quién se ha comido las rosquillas?
-He horneado las rosqillas favoritas del abuelo para celebrar su cumpleaños... ¡Y no queda ninguna!
-Abuela... ¿Habrá un ratón?
-¡Caramba! ¿Quién ha hecho una torre de equilibrio?
-Abuela... ¿Habrá un ratón?
-¡Pero bueno, alguien ha utilizado mi ropa de tirachinas!
-Abuela... ¿Habrá un ratón?
-¿Y ahora, una carretera pintada en el salón?