Con el saborcillo de las Navidades de antaño, con su punto de dulce ingenuidad, Reino de Cordelia edita -por primera vez en español- uno de esos textos que, con el correr de los años (y de los siglos, cabría decir), se ha ido vinculando en el Occidente protestante a la tradición de esas Fiestas, de igual manera que el aro de sonajas, el turrón de guirlache o el manojo de acebo en la entrada de los hogares. Este breve poema apareció publicado a inicios del siglo XIX en un periódico del Estado de Nueva York, con tanta fortuna que la descripción de San Nicolás que se ofrece en los versos ha creado el imaginario con el que asociamos al personaje: regordete, con blanca barba, pipa en la comisura de los labios y vestimenta en rojo bermellón. Estupenda ocasión -como recomienda el traductor y prologuista, Luis Alberto de Cuenca- para compartir la lectura en voz alta con los pequeños de la casa, mientras colocamos el calcetín en la chimenea. Esta edición incorpora las ensoñadoras ilustraciones que el acuarelista e ilustrador británico Arthur Rackham realizó a principios del XX y las de la diseñadora germano-estadounidense Ilse Bischoff, fechadas en los años treinta. Muy feliz Navidad.
Con el saborcillo de las Navidades de antaño, con su punto de dulce ingenuidad, Reino de Cordelia edita -por primera vez en español- uno de esos textos que, con el correr de los años (y de los siglos, cabría decir), se ha ido vinculando en el Occidente protestante a la tradición de esas Fiestas, de igual manera que el aro de sonajas, el turrón de guirlache o el manojo de acebo en la entrada de los hogares. Este breve poema apareció publicado a inicios del siglo XIX en un periódico del Estado de Nueva York, con tanta fortuna que la... Seguir leyendo
Una visita de San Nicolás
Un regalo para las niñas y los niños buenos
Nochebuena en la casa: no hay un solo rincón
en que alguien se mueva, ni siquiera un ratón.
Los calcetines pueblan, pulcros, la chimenea
por que San Nicolás venga pronto y los vea.
Los niños en sus camas duermen plácidamente,
mientras mil golosinas les rondan la mente.
Mamá con su pañuelo y yo con mi gorrito
dormíamos tranquilos el sueño del bendito
cuando oí en el jardín un estrépito tal
que salté de mi cama por si algo andaba mal.
Me dirigí corriendo a la ventana, abrí
los postigos... ¿Queréis que os diga lo que vi? [...]