Una niña está muy enojada porque la han castigado injustamente y se va de su casa. Sólo espera que llegue su helicóptero. La mamá, que es una ogra, platica con ella y se da cuenta de que se ha cometido una injusticia. En la conversación, mamá se entera de lo que les hacen a los papás y mamás regañones en el país al que planea irse la niña. Al comprender la causa del enojo de la pequeña, la ogra se convierte en mamá y, al final, la conversación se llena de risas.
Una niña está muy enojada porque la han castigado injustamente y se va de su casa. Sólo espera que llegue su helicóptero. La mamá, que es una ogra, platica con ella y se da cuenta de que se ha cometido una injusticia. En la conversación, mamá se entera de lo que les hacen a los papás y mamás regañones en el país al que planea irse la niña. Al comprender la causa del enojo de la pequeña, la ogra se convierte en mamá y, al final, la conversación se llena de risas.
Sopa de muñecas
— ¿Y esa maleta?
— Es mía. Ya me voy de la casa.
— ¿Ah, sí?
— Sí. Al ratito llega mi helicóptero.
— ¿Tienes un helicóptero?
— Ajá
— No sabía. ¿De qué color es?
— Naranja con rayas verdes.
— Ah, yo hubiera pensado que era rosa.
— Ay mamá, ¿cómo crees? ¿Cuándo has visto un helicóptero rosa?
—Nunca, tienes razón. Oye, ¿y quién lo va a manejar?
— Se maneja solo.
— Qué listo.
— Sí, claro. Como yo.