Siempre le habían dicho que los cocodrilos no podían llorar. Cocolicot, un cocodrilo, hacía que lloraba cuando quería conseguir algunas cosas pero nunca había sentido las lágrimas excepto cuando tuvo que contenerlas por la ausencia de un amigo pájaro y alguna otra vez. Todo cambió el día que se fue con sus padres y hermana de paseo. Llegaron a un desfiladero, los padres y la hermana saltaron pero Cocolicot no se atrevía, lo intentó varias veces y les perdió de vista. Tenía miedo y notó que las lágrimas le subían...¡y no pudo parar de llorar! Lo hizo toda la tarde, logrando con ello que la laguna que estaba casi seca se llenase. Una historia que describe muy bien las diferentes circunstancias que nos hacen llorar y que gustará a los lectores pues se sentirán identificados con el pequeño cocodrilo.
Siempre le habían dicho que los cocodrilos no podían llorar. Cocolicot, un cocodrilo, hacía que lloraba cuando quería conseguir algunas cosas pero nunca había sentido las lágrimas excepto cuando tuvo que contenerlas por la ausencia de un amigo pájaro y alguna otra vez. Todo cambió el día que se fue con sus padres y hermana de paseo. Llegaron a un desfiladero, los padres y la hermana saltaron pero Cocolicot no se atrevía, lo intentó varias veces y les perdió de vista. Tenía miedo y notó que... Seguir leyendo
Lágrimas de cocodrilo
Los cocodrilos no olvidarán nunca las tarde en que Cocolicot se puso a llorar a lágrima viva.
Sucedió el día en que nació la Laguna Dulce y la tierra en la que viven los cocodrilos pasó a denominarse el valle de las Lágrimas.
Hasta entonces, su padre siempre le decía a Cocolicot:
- ¡Los cocodrilos no lloran!
Y su madre añadía:
- ¡Los cocodrilos tienen coraje, son decididos y seguros!