A pesar de la evidente evolución y multiplicación de las herramientas comunicativas, la Humanidad no alcanza el entendimiento global entre sus pueblos. Las interferencias están producidas por los diferentes lenguajes, las rencillas históricas, el afán de protagonismo y dominación… Males endémicos que empañan presente y futuro en todas las dimensiones. Sin embargo, existe un lenguaje capaz de poner de acuerdo a los dos mundos que simbolizan esta situación en la parábola de Nishino, el que traza y explora Campanella desde su más tierna infancia, allá en su planeta indeterminado. La concordia entre los pueblos pasa por construir y disfrutar de una misma melodía, unas notas musicales teñidas de amor que se esconden en el abigarrado (y personalísimo) universo gráfico, en blanco y negro, del mediático autor japonés. Emocionante tributo, editado con exquisita delicadeza, que confirma una vez más que el álbum ilustrado es un fantástico camino para atrapar lectores de todas las edades.
A pesar de la evidente evolución y multiplicación de las herramientas comunicativas, la Humanidad no alcanza el entendimiento global entre sus pueblos. Las interferencias están producidas por los diferentes lenguajes, las rencillas históricas, el afán de protagonismo y dominación… Males endémicos que empañan presente y futuro en todas las dimensiones. Sin embargo, existe un lenguaje capaz de poner de acuerdo a los dos mundos que simbolizan esta situación en la parábola de Nishino, el que traza y explora... Seguir leyendo
El planeta de la cajita de música
El viejo Campanella está construyendo una trompeta. Hace mucho tiempo que la trompeta atravesó el tejado de su taller y ahora sigue elevándose hacia el Reino Celeste, pero aún no está terminada.
El viejo Campanella lleva cincuenta años trabajando con sus herramientas en el extremo de la trompeta. Si resbalara, caería al vacío y aterrizaría en El Bosque, que se encuentra a cinco mil metros por debajo de él. No tendría salvación. Pero por mucho que los demás se preocupen por él, Campanella sigue trabajando en su trompeta.
Digan lo que digan, él siempre responde lo mismo:
- Estoy haciendo un pequeño milagro.