Tras la sobrecogedora experiencia de la Segunda Guerra Mundial, periodo durante el que trabajó como maestra, en los años cincuenta Minarik hizo una entrada triunfal -por la calidad de su trabajo y la buena acogida del mismo- en el campo de la literatura infantil con la serie de desventuras protagonizadas por un simpático osezno, que ofrecían una visión amable de los vínculos familiares y sociales, a través de breves narraciones en las que se muestra cómo el cachorro protagonista va descubriendo el mundo y estableciendo relación con los seres de su entorno. En este segundo título de la serie (1959), la jornada de pesca del padre de Osito se entrecruza con las ganas de juego y la imaginación del pequeño, que fabula sobre sus posibilidades como pescador y con un posible encuentro con una sirena. Con una estética deliciosa (la elección de las tintas y de un trazo clásico constituye un acierto), que recoge la calidez que rezuma el texto y -herencia de época- una visión muy tradicional de los roles familiares, Sendak pone la guinda a este clásico lleno de encanto.
Tras la sobrecogedora experiencia de la Segunda Guerra Mundial, periodo durante el que trabajó como maestra, en los años cincuenta Minarik hizo una entrada triunfal -por la calidad de su trabajo y la buena acogida del mismo- en el campo de la literatura infantil con la serie de desventuras protagonizadas por un simpático osezno, que ofrecían una visión amable de los vínculos familiares y sociales, a través de breves narraciones en las que se muestra cómo el cachorro protagonista va descubriendo el mundo... Seguir leyendo
Papá Oso vuelve a casa
OSITO Y BÚHO
-Osito -dijo Mamá Osa-, ¿quieres ser mi pescador?
-Sí, mamá -dijo Osito.
-Estupendo -dijo Mamá Osa-. ¿Irás al río y pescarás un pez para nosotros?
-Sí, claro -dijo Osito.
Así que Osito fue hasta el río.
Y allí se encontró a Búho posado sobre un tronco.