Tío Conejo amaneció muy contento, por lo que ideó hacer una fiesta para todos sus amigos, sin contar con el hambre de Tío Tigre... La versión oral de este clásico de la literatura infantil venezolana a manos de Belén Canache, sumada a una puesta al día en su apartado visual por parte de Idana Rodríguez, hacen de la obra de Cyls un puente ideal para volver a descubrir la famosa "viveza criolla".
Tío Conejo amaneció muy contento, por lo que ideó hacer una fiesta para todos sus amigos, sin contar con el hambre de Tío Tigre... La versión oral de este clásico de la literatura infantil venezolana a manos de Belén Canache, sumada a una puesta al día en su apartado visual por parte de Idana Rodríguez, hacen de la obra de Cyls un puente ideal para volver a descubrir la famosa "viveza criolla".
Tío Tigre y Tío Conejo
Ese día Tío Conejo amaneció muy contento y no sabía qué hacer para celebrar tanta alegría. Pensó en ir a la playa, pero lo descartó porque quedaba lejos. También se le ocurrió comprar una gran cesta de zanahorias, pero no había muchos con quien compartirlas: al único que le gustaban las zanahorias era a él. Así pasó un buen rato, dándole vueltas a la cabeza, hasta que ideó hacer una fiesta para reunir a todos sus amigos. Sólo había un problema: con toda seguridad, Tío Tigre se iba a presentar en medio de la celebración y lo echaría todo a perder tratando de comerse a algún invitado.