Camila tiene "una mamá y punto". Ésa es la respuesta que da cuando le preguntan por qué no tiene papá. Pero un día la maestra sustituta, con motivo del Día del Padre, le pide que dibuje al papá que le gustaría tener. La niña lo intenta, pero no es capaz de plasmarlo en el papel porque nunca se lo ha planteado. Ella es feliz con su mamá y su perro Gimmy. Una escena que puede repetirse en más de una ocasión, familias con un solo progenitor, y que autora e ilustradora han sabido tratar con naturalidad y sentido del humor.
Camila tiene "una mamá y punto". Ésa es la respuesta que da cuando le preguntan por qué no tiene papá. Pero un día la maestra sustituta, con motivo del Día del Padre, le pide que dibuje al papá que le gustaría tener. La niña lo intenta, pero no es capaz de plasmarlo en el papel porque nunca se lo ha planteado. Ella es feliz con su mamá y su perro Gimmy. Una escena que puede repetirse en más de una ocasión, familias con un solo progenitor, y que autora e ilustradora han sabido tratar con... Seguir leyendo
Tengo una mamá y punto
Camila es una niña con muchísimas pecas y la nariz un poco chata. Su mamá tiene el pelo muy, muy largo; casi siempre lo lleva cogido en una cola de caballo y le gusta cantar mientras la acompaña en bici a la escuela. Camila siempre ha pensado que su familia es la mejor del mundo: su mamá y ella. Desde que nació siempre ha sido así. Todas las tardes preparan juntas la cena.