Javier Zabala, Premio Nacional de Ilustración y finalista del Premio Andersen, reinterpreta un clásico de la literatura. El texto, que rebosa imaginación y combina lo absurdo con lo maravilloso, ha servido como inspiración a diversos autores a lo largo de la historia, y su huella impregna numerosos relatos fantásticos de todas las épocas. El excéntrico barón recorre las estepas rusas, desciende a las profundidades del mar o viaja a la Luna siempre con idéntico resultado. Entre sus hazañas más notorias se encuentran el "autorescate" de una ciénaga tirando de su propia coleta, un viaje en bola de cañón, la estancia durante tres cuartos de hora en el interior del cuerpo de un cetáceo o la confirmación de que existen moscas lunares tan grandes como carneros. Si la edición de Gustavo Doré fue emblemática en su momento, no lo es menos esta joya que auna dos talentos en distintas artes y tiempos, una obra que destila el sorprendente ingenio del barón en sus múltiples y variadas travesías imposibles.
Javier Zabala, Premio Nacional de Ilustración y finalista del Premio Andersen, reinterpreta un clásico de la literatura. El texto, que rebosa imaginación y combina lo absurdo con lo maravilloso, ha servido como inspiración a diversos autores a lo largo de la historia, y su huella impregna numerosos relatos fantásticos de todas las épocas. El excéntrico barón recorre las estepas rusas, desciende a las profundidades del mar o viaja a la Luna siempre con idéntico resultado. Entre sus hazañas más notorias se... Seguir leyendo
Las aventuras del barón Münchausen
Emprendí mi viaje a Rusia en medio del invierno, habiendo hecho el juicioso raciocinio de que los caminos del norte de Alemania, de Polonia, de Curlandia y de Livonia, que, según las descripciones de los viajeros, son más impracticables aún que el camino del templo de la virtud, se mejoran con el frío y la nieve, sin constar nada a la solicitud de los gobiernos. Viajaba a caballo, lo que seguramente es el mejor modo de transporte, siempre que el caballo el caballero sean buenos: de este modo no se expone uno a tener cuestiones de honor con algún digno maestro de postas alemán, ni está obligado a detenerse en cada venta a voluntad de un postillón sediento.