El camino hacia la casa de la abuela no parecía especialmente excitante, un trayecto más comiendo regaliz y refunfuñando en familia. Pero el gran golpe de los Bandídez, un grupo peculiar, cambió el curso de las cosas. Para empezar, el secuestro no fue muy “ortodoxo”, con el padre más preocupado de los posibles arañazos en el coche (para que el seguro no le penalice), que de lo que estaba sucediendo en realidad. Tras ese comienzo, todo lo que venía después debía ser igualmente surrealista, y así fue. Estas son las vacaciones más descacharrantes que jamás hayas podido imaginar y todos los lectores estamos invitados a formar parte de ellas en un verano diferente. Las andanzas de Hilda, Pete Dientesodeoro, Kalle y el jefe, Kaarlo el feroz, constituyen un imaginativo y sabroso juego, un goloso catálogo de ilusiones itinerante, gracias a la bandidofurgona, que pone de relieve, una vez más, el inagotable talento que brota en la LIJ nórdica. Los protagonistas, unos románticos del mal, recuperan un perfil de novela de aventuras para niños que es revisitado con mucho humor y originalidad. Con cimientos para convertirse en un clásico del XXI, obtuvo el Premio Junior de Finlandia en 2010 y ya ha sido adaptado al lenguaje cinematográfico. Un soplo de aire fresco en el panorama actual.
El camino hacia la casa de la abuela no parecía especialmente excitante, un trayecto más comiendo regaliz y refunfuñando en familia. Pero el gran golpe de los Bandídez, un grupo peculiar, cambió el curso de las cosas. Para empezar, el secuestro no fue muy “ortodoxo”, con el padre más preocupado de los posibles arañazos en el coche (para que el seguro no le penalice), que de lo que estaba sucediendo en realidad. Tras ese comienzo, todo lo que venía después debía ser igualmente... Seguir leyendo
Los Bandídez
Me robaron la segunda semana de junio. ¡Qué bien! El verano tenía toda la pinta de ser un aburrimiento. Íbamos a hacer una excursión en bicicleta, pero nos quedamos en casa porque estaba chispeando, y eso que chispeaba muy poco. Pensábamos ir de acampada, pero a papá se le presentó un inesperado asunto de trabajo y al final no fuimos. "Algo
bonito para toda la familia", decía siempre papá cuando hacía planes, y jamás nos preguntaba a nosotras lo que nos apetecía.