Tanto niños como adultos se verán perfectamente reflejados en el argumento y los personajes de esta simpática y desenfadada historia. ¿Qué padre no se ha tirado más de una vez de los pelos (por no hacérselo a su hijo) al sentirse definitivamente incapaz de aceptar y solucionar los disparatados y constantes despistes de su vástago? El adulto pasa de una cierta comprensión a una desesperada renuncia: «¡No hay nada que hacer, no tiene arreglo!» El libro nos da la clave: «Tranquilos, la madurez y la experiencia solucionarán el problema...»Tanto niños como adultos se verán perfectamente reflejados en el argumento y los personajes de esta simpática y desenfadada historia. ¿Qué padre no se ha tirado más de una vez de los pelos (por no hacérselo a su hijo) al sentirse definitivamente incapaz de aceptar y solucionar los disparatados y constantes despistes de su vástago? El adulto pasa de una cierta comprensión a una desesperada renuncia: «¡No hay nada que hacer, no tiene arreglo!» El libro nos da la clave: «Tranquilos, la madurez y la experiencia solucionarán el problema...»
Los despistes de Matías
Por la noche soñé con el perro de Enrique. Enrique es mi amigo. Soñé que su gran perro blanco Willi atacaba a mi gato negro Óscar y que le mordía en la tripa. En la piel negra de mi gato, la herida del mordisco parecía una cremallera blanca. Bueno, en realidad, era una cremallera. Cuando la abrí, descubrí un mejillón rosa muy pequeño en la tripa de Óscar.