Gatos que bailan con la luna, educados, rebeldes, de mala reputación, misteriosos y delincuentes, hechiceros y prestidigitadores… ¡gatos tan parecidos a la gente! T. S. Eliot concibió esta variopinta galería de mininos, su única incursión en la literatura orientada al público infantil, con el objetivo de entretener a los hijos pequeños del jefe de la editorial en la que trabajaba. Sin embargo, la colección de poemas trascendió por su calidad y humor desopilante e irónico. El Premio Nobel de Literatura propone un poemario que desprende naturalidad y frescura, a pesar del paso de los años. Tras su hilaridad y rítmico desparpajo se esconde una producción inteligente y meditada que se vale de la rítmica tradicional para explorar el universo del non-sense y desplazarse por los territorios lúdicos del lenguaje. Esta cuidadosa edición bilingüe se enriquece con las exquisitas y, como siempre, inquietantes ilustraciones del mítico Edward Gorey, que amplían y proponen nuevas lecturas; y constituye un poderoso acicate para acercar, de forma original, este género tanto a los niños más dispuestos como a los más reacios. Fantástica nueva traducción de Juan Bonilla.
Gatos que bailan con la luna, educados, rebeldes, de mala reputación, misteriosos y delincuentes, hechiceros y prestidigitadores… ¡gatos tan parecidos a la gente! T. S. Eliot concibió esta variopinta galería de mininos, su única incursión en la literatura orientada al público infantil, con el objetivo de entretener a los hijos pequeños del jefe de la editorial en la que trabajaba. Sin embargo, la colección de poemas trascendió por su calidad y humor desopilante e... Seguir leyendo
El libro de los gatos sensatos de la vieja zarigüeya
Ponerle nombre a un gato, no te asombres,
es cosa complicada y no banal.
Seguro que piensas que estoy muy mal,
pero es que un gato ha de tener tres nombres.
De ponerle el primer nombre se encarga
la familia. Serán nombres de gente
común: Pedro, Gabriel, Ana, Vicente.
Ya veis, la lista puede ser muy larga.