Si algún día visitas la Tacita de plata y preguntas por Mágico González, seguramente encontrarás una sonrisa como primera respuesta. Hay deportistas que trascienden su ámbito y se convierten en símbolos de una época o de una determinada concepción de la vida. El salvadoreño saltó a la fama en el Mundial de España, en 1982, cuando su selección encajó la goleada más abultada de la historia de este torneo. Tras su finalización decidió quedarse a disfrutar del sol, tratando de olvidar la cruenta guerra que asolaba su tierra. Ahí comenzó a gestarse la leyenda que aún hoy pervive entre las nuevas generaciones gracias a los videos y reportajes que proliferan, por ejemplo, en Youtube. El álbum recoge su particular y anárquico estilo de vida, que provocó la desestimación de su fichaje por parte de importantes clubes como el Paris Saint Germain o el Atlético de Madrid, a pesar de la fascinación que generaron sus exhibiciones en el campo. El jugador quería ser feliz haciendo lo que mejor sabía hacer, pero sin renunciar a las bondades del lugar de residencia. Así surgió el flechazo mutuo con Cádiz, refugio desde el que a base de jugadas inolvidables, intrahistorias descacharrantes, regates imposibles (la culebra) y amistades con otros iconos como Paco de Lucía o Camarón de la Isla, pero también grandes indisciplinas deportivas, alimentó el mito en el que se ha convertido. La colección Gol o Penalti, una de las más originales del panorama actual de la LIJ, capta a un nuevo perfil de lector infantil. Los capítulos publicados hasta el momento ahondan con brillantez en figuras que engrandecieron el deporte rey cuando este aún no se había convertido en todo lo que es hoy. Recuerdos de partidos de chapas (se incluyen recortables), intercambios de cromos en El Rastro o narraciones extraordinarias desde la radio o el televisor aparecen entre los argumentos de los autores, que también comparten datos históricos complementarios. Las ilustraciones, caricaturescas, siguen la estética del número anterior, en tinta china y tonalidades verdosas, con retoques digitales y reminiscencias del lenguaje del cómic.
Si algún día visitas la Tacita de plata y preguntas por Mágico González, seguramente encontrarás una sonrisa como primera respuesta. Hay deportistas que trascienden su ámbito y se convierten en símbolos de una época o de una determinada concepción de la vida. El salvadoreño saltó a la fama en el Mundial de España, en 1982, cuando su selección encajó la goleada más abultada de la historia de este torneo. Tras su finalización decidió quedarse a disfrutar del sol,... Seguir leyendo
Mágico y Cádiz. Una historia de amor
¿Habéis conseguido acabar alguna vez una colección de cromos? Yo sí. Fue el álbum de fútbol de la temporada 1988-89.
Recuerdo que me faltaba solo un jugador. Era Islas, el portero del Logroñés. No había manera de conseguirlo. Mi padre me acompañó al Rastro a ver si lo encontrábamos. Había un señor que lo tenía. "Cuesta 500 pesetas", dijo. Tres euros, para que os hagáis una idea. A pesar de que era mucho dinero para un simple cromo, mi padre vio mi cara de felicidad y me lo compró.