La espada y la rosa
Cuando empieza a tañer la campana es que va a soplar el viento del norte.
Una vez pregunté al hermano Martín por qué toca esa campana sin que nadie la agite, pero el hermano no supo responder.
La campana es pequeña. Cuelga en una espadaña situada sobre la puerta de entrada del monasterio. Esa puerta, como todo el monasterio salvo la antigua cocina del patio donde vivimos Martín y yo, se encuentra en ruinas. Nadie puede hacer sonar la campana. Sólo el viento del norte.