La infancia es terreno óptimo para trabar amistades curiosas e imposibles. Quien más y quien menos ha tenido algún compañero en sus bolsillos, escondido a los ojos de los mayores, o encerrado en un tarro de cristal. María Bichos nos cuenta, en esta simpática aventura, como es su día a día con estos divertidos bichitos: la araña Anita, Mariapalo, la mosca, el escarabajo Ra, las trece hormigas que viven en una caja de cerillas… Pero sobre todo quiere compartir las mejores horas que disfruta cada jornada, que son aquellas que vive junto a su incansable abuelo y todo este plantel de invitados estelares. Un relato entrañable, con aroma de clásico, que viene acompañado de un cuaderno complementario de actividades para ayudar a profundizar en la lectura, especialmente concebido para el entorno escolar, y abrigado por una colección de hilarantes retratos animales y estampas de vida doméstica, dispuestas en variados planos y salpicadas de onomatopeyas.
La infancia es terreno óptimo para trabar amistades curiosas e imposibles. Quien más y quien menos ha tenido algún compañero en sus bolsillos, escondido a los ojos de los mayores, o encerrado en un tarro de cristal. María Bichos nos cuenta, en esta simpática aventura, como es su día a día con estos divertidos bichitos: la araña Anita, Mariapalo, la mosca, el escarabajo Ra, las trece hormigas que viven en una caja de cerillas… Pero sobre todo quiere compartir las mejores horas que disfruta... Seguir leyendo
María Bichos
A Bolardo lo llevaba en el bolsillo de mi pantalón. Mi abuelo me daba la mano y corríamos de aquí para allá. Correr a lo mejor es un término exagerado. Yo, a veces, metía la mano en el bolsillo para asegurarme de que Bolardo seguía allí. Como era muy pequeño, tardaba en encontrarlo. El tacto liso de su caparazón me tranquilizaba.