Jesús Ballaz, escritor y editor de largo recorrido y hondo prestigio en la LIJ, compila 28 cuentos propios para ayudar a los más pequeños de la casa en sus primeros pasos con la lectura y convertirse en “soñadores” autónomos, y otros tantos orientados a padres, madres y educadores, ideales para el momento de conciliar el sueño al calor de una buena historia. Los relatos para niños se presentan en letra corrida o hilada y son de extensión más corta y estructura básica frente a los dirigidos a los adultos. En ambos casos vienen acompañados de una colección de dulces y seductoras ilustraciones que representan escenas cotidianas, en su mayor parte protagonizadas por hermanos, o pasajes aventureros extraídos de la narración. Todos los capítulos se construyen a base de una combinación de fondos de colores, dibujos a página completa y textos, en el caso de los dirigidos a los pequeños de poco más de ocho frases de extensión y en los cuentos para adultos de página y media, aproximadamente. Todas las propuestas, en la que encontramos temas recurrentes de la literatura tradicional de aventuras (caballeros, bosques misteriosos…); junto a otros más actuales y diversas pinceladas de humor, están orientados a reforzar la fase de dominio de la mecánica lectora y la de la automatización de la lectura, que tiene como objetivo desembocar en un estado en el que el niño/a lea de forma fluida y sin fatigarse.
Jesús Ballaz, escritor y editor de largo recorrido y hondo prestigio en la LIJ, compila 28 cuentos propios para ayudar a los más pequeños de la casa en sus primeros pasos con la lectura y convertirse en “soñadores” autónomos, y otros tantos orientados a padres, madres y educadores, ideales para el momento de conciliar el sueño al calor de una buena historia. Los... Seguir leyendo
Yo te leo y tú me cuentas
A Elsa y a Nico le gustan mucho los fideos. Antes de sentarse a cenar, su madre les dijo:
- Hoy comeremos algo mucho mejor que fideos: sopa de letras.
Elsa escogió nueve letras. Las ordenó y con ellas escribió "perro", "luna".
Y, sin esperar más, se comió el perro y la luna.