El barón Lamberto tiene noventa y tres años y es inmensamente rico. Posee veinticuatro bancos y, en consecuencia, veinticuatro dolencias. Cierto día contrata a seis personas para que le reciten su propio nombre continuamente, porque así asegura el cariño y autoestima que necesita. La «medicina» da un resultado imprevisto y el barón rejuvenece, convirtiéndose en un saludable y sonriente atleta. A partir de ahí surgen disparatadas aventuras, entre las que destaca el desembarco de unos bandidos que deciden chantajear al protagonista. Una travesía, repleta de divertidísimos momentos absurdos, por la isla de San Giulio al son de la siempre certera prosa de Gianni Rodari, rebosante de franqueza y riqueza léxica en la que asoman juegos de palabras y retazos de crítica social. No se nos ocurre mejor homenaje que releer obras como esta para celebrar el centenario del nacimiento de este escritor indispensable, y más si vienen ilustradas por el genial estilo de Javier Zabala, uno de los artistas gráficos más prestigiosos y reconocidos, tanto dentro como fuera de España, del panorama actual.
El barón Lamberto tiene noventa y tres años y es inmensamente rico. Posee veinticuatro bancos y, en consecuencia, veinticuatro dolencias. Cierto día contrata a seis personas para que le reciten su propio nombre continuamente, porque así asegura el cariño y autoestima que necesita. La «medicina» da un resultado imprevisto y el barón rejuvenece, convirtiéndose en un saludable y sonriente atleta. A partir de ahí surgen disparatadas aventuras, entre las que destaca el desembarco de unos bandidos... Seguir leyendo
Érase dos veces el barón Lamberto
En medio de las montañas se encuentra el lago de Orta. En medio del lago, aunque no exactamente en el medio, está la isla de San Giulio. En la isla de San Giulio está la mansión del barón Lamberto, un señor muy viejo (tiene noventa y tres años), enormemente rico (posee veinticuatro bancos en Italia, Suiza, Singapur, etc.), siempre enfermo. Sus dolencias son veinticuatro. Sólo Anselmo el mayordomo las recuerda. Las tiene registradas en una pequeña agenda, en orden alfabético: asma, arterioesclerosis, artritis...