Todas las novelas que abordan el Holocausto subyugan al lector con testimonios escalofriantes que muestran uno de los hechos más terribles de la historia de la humanidad. A lo largo del siglo XX hemos conocido varias obras maestras al respecto -muchas en el terreno de la literatura juvenil-: algunas narradas por protagonistas que lograron milagrosamente sobrevivir al horror o por otros que legaron sus recuerdos antes de perecer y que hoy sirven como enseñanza para las generaciones actuales. La obra, escrita a cuatro manos, desvela las vivencias de Michael (Misha) y su familia desde los instantes previos a la ocupación alemana de Praga hasta su posterior deportación a la fortaleza de Terezin, un punto de paso de camino a Auschwitz gestionado por los nazis mientras engañaban con falsas descripciones a la Cruz Roja. Contada en primera persona, estamos ante un conmovedor testimonio -esbozado con la cristalina e inocente mirada de un niño que crece al mismo tiempo que la guerra avanza-; sobre como la valentía de unos pocos cambió en parte el curso de la historia, a pesar de sufrir todo tipo de desgracias y privaciones durante el proceso de lucha. El estilo de los autores está cercano al de un guion cinematográfico y atrapará al lector juvenil desde los primeros compases. Una obra fundamental que, además, puede servir como complemento a la asignatura de Historia en el ámbito escolar.
Todas las novelas que abordan el Holocausto subyugan al lector con testimonios escalofriantes que muestran uno de los hechos más terribles de la historia de la humanidad. A lo largo del siglo XX hemos conocido varias obras maestras al respecto -muchas en el terreno de la literatura juvenil-: algunas narradas por protagonistas que lograron milagrosamente sobrevivir al horror o por otros que legaron sus recuerdos antes de perecer y... Seguir leyendo
En algún lugar todavía brilla el sol
11 de marzo de 1939
Mi récord está en quince.
- ¿Adónde vas con tantas prisas, Misha?- Papá no ha dicho otra cosa desde que hemos salido de casa-. No corras tanto.
Me lo repite, casi riendo, mientras pescamos a la orilla del río El Vltava. El mejor río del mundo.
¿Cómo va a saber que estoy entrando en calor, preparándome?
Porque hoy es el día, lo presiento.
A papá le gusta tomarse las cosas con calma.
- Las personas no debemos apresurarnos en el sabbat -me recuerda por quinta vez.