Es verano y la pandilla, conocida en el barrio de San Andrés como La Total, anda trasteando en busca de nuevas "aventuras". Son un equipo tan grande que incluso tienen un "subgrupo" autodenominado Los Restos, que son aquellos que siempre resisten juntos hasta el momento de la "disolución". Precisamente esta pequeña cofradía descubre, por casualidad, la existencia de un perro que, abandonado a su suerte, ha sobrevivido a todo tipo de penurias gracias al Seprona, la Protectora de Animales y la Asociación de Amigos de los Animales. Conmovidos por la historia, tratan de adoptar a la mascota utilizando métodos de extorsión propios de la infancia ("dar la tabarra a los padres hasta el hartazgo"), algo que, finalmente, Javito consigue por mediación de su tío Celso a pesar de las limitaciones de la casa familiar. A partir de ahí comienzan una serie de peripecias que López Soria -autora de larga trayectoria en la LIJ-; transmite con un argot particular, recreando el universo infantil a través de las distintas andanzas de los componentes del variopinto grupo, tramas que contienen trazos de humor, crítica social y evocaciones a recuerdos compartidos por varias generaciones, a las que Moisés Yagües pone luz y color con sus ilustraciones caricaturescas.
Es verano y la pandilla, conocida en el barrio de San Andrés como La Total, anda trasteando en busca de nuevas "aventuras". Son un equipo tan grande que incluso tienen un "subgrupo" autodenominado Los Restos, que son aquellos que siempre resisten juntos hasta el momento de la "disolución". Precisamente esta pequeña cofradía descubre, por casualidad, la existencia de un perro que, abandonado a su suerte, ha sobrevivido a todo tipo de penurias gracias al Seprona, la... Seguir leyendo
Lobo a medias y un montón
Mentando a los tatatatatatarabuelos
(Los Restos, La Total y compañía)
Paco Cánovas, el cerrajero del carril del Pirulo, fue
quien nos puso el nombre. Cada vez que nos veía
aparecer como una plaga por la senda de la huerta,
decía: «¡Ahí llega La Total!»
Cierto que La Total somos un disparate de gente, un
montón cuando nos reunimos al completo los amigos
del barrio de San Andrés. Por eso también tenemos
un grupo mini, Los Restos, para cuando nos
quedamos nosotros solos, es decir, yo, que soy Javito,
y mis mejores amigos: Gao Li el chino, El Bolo
(también llamado Ulises), y Agustín Quintanilla