A pesar de su apariencia, nuestro protagonista no es, ni mucho menos, un panoli. Sin embargo su dueña se empeña en utilizar todo tipo de ridículos diminutivos para llamar su atención cuando salen juntos a pasear. Esta situación frustra al perrito y provoca el cachondeo generalizado entre sus congéneres. Pero cuando llega la hora de regresar a casa, todos están unidos bajo un común y sonrojante denominador. Un divertidísimo álbum que ha triunfado gracias al boca a boca, convirtiendo a “Chuchi Puchi” en uno de los más simpáticos protagonistas de la LIJ en 2020. Es difícil no esbozar una sonrisa cuando descubrimos los sentimientos de las mascotas y las humillantes, aunque bienintencionadas, formas de referirse a ellas por parte de los humanos. Merece especial aplauso la labor de la traductora Elena Gallo quien aplica buenas dosis de humor a la hora de reinterpretar las nomenclaturas de las diferentes cremas y geles que usa la dueña en el momento de acicalar al animal. Risas aseguradas.
A pesar de su apariencia, nuestro protagonista no es, ni mucho menos, un panoli. Sin embargo su dueña se empeña en utilizar todo tipo de ridículos diminutivos para llamar su atención cuando salen juntos a pasear. Esta situación frustra al perrito y provoca el cachondeo generalizado entre sus congéneres. Pero cuando llega la hora de regresar a casa, todos están unidos bajo un común y sonrojante denominador. Un divertidísimo álbum que ha triunfado gracias al boca a boca,... Seguir leyendo
¡No me llames CHUCHI PUCHI!
Puede que sea pequeño,
pero no soy uno de esos chuchos bobos
que se ven por ahí.
No soy una bolita rizada...
ni un peluchito... ni un panoli. Así que no
entiendo por qué mi dueña no me trata
como un perro hecho y derecho.