Arropado por el prólogo y el epílogo de dos excelentes escritores, Carlo Frabetti y Mónica Rodríguez, este libro cumple su objetivo -estamos seguros- con creces: despertar la curiosidad y contribuir al aprendizaje para escribir desde la pasión y leer con sentido crítico. Estructurado como una larga carta al lector/a, la obra incide en la necesidad de esclarecer la verdadera razón que nos impulsa a contar historias, la necesaria honestidad que se precisa para hacerlo (especialmente si lo haces de forma profesional); o los estímulos precisos para formar parte de “esta larga carrera de fondo” que es la publicación de libros o relatos. Con la maestría habitual de uno de los autores más importantes de la literatura infantil y juvenil en español (aunque a Frabetti, que firma en la obertura del texto, no le gusta que se denomine de esta forma a las obras que están especialmente concebidas para esas franjas de edad); Moure es capaz de emocionar, espolear y provocar necesarios conflictos internos en el lector para lograr que, si decide escribir, lo haga con la mayor verdad posible. Apoyándose en citas literarias de autores muy reconocidos, estableciendo analogías y comparaciones con experiencias personales, la obra está trufada de pasajes destacables, puro deleite para los más exigentes. Se trata de un texto interesante tanto para jóvenes como para mediadores y perfectamente podría utilizarse como apoyo a la hora de hablar de creación literaria en el ámbito escolar. Está encuadrado, a nuestro juicio acertadamente, en la misma colección en la que Kalandraka ha publicado títulos fundamentales en el campo de la creatividad (Gramática de la fantasía. Introducción al arte de inventar historias, de Gianni Rodari; y 7 llaves de cuento, de Antonio Rubio)
Arropado por el prólogo y el epílogo de dos excelentes escritores, Carlo Frabetti y Mónica Rodríguez, este libro cumple su objetivo -estamos seguros- con creces: despertar la curiosidad y contribuir al aprendizaje para escribir desde la pasión y leer con sentido... Seguir leyendo
Por qué llora la maestra
Lees y te gusta leer,
ya lo sé. Y también sé que te gustaría escribir porque, de no ser así, no estarías leyendo esta carta. Querer escribir es ser humano, en toda su profundidad.
En tiempos remotos, antes de que se inventara el alfabeto y, con él, la lectura y la escritura, los humanos ya contábamos historias alrededor de una hoguera.