Ganadora del premio Edebé de literatura infantil, esta es una tierna y, a la vez, divertida historia sobre el amor en todas sus formas. La joven Yung idolatra a su hermano mayor adoptivo, un joven médico apasionado que trabaja para una ONG en África, y le apoda "Korazón de Pararrayos", pero sólo hasta que entra en escena Sekou, un niño africano a quien llamará felizmente por el apodo hasta ese momento reservado en exclusiva a su hermano. Con gran sutileza, Andreu Sotorra inyecta en esta historia un mensaje antirracista.Ganadora del premio Edebé de literatura infantil, esta es una tierna y, a la vez, divertida historia sobre el amor en todas sus formas. La joven Yung idolatra a su hermano mayor adoptivo, un joven médico apasionado que trabaja para una ONG en África, y le apoda "Korazón de Pararrayos", pero sólo hasta que entra en escena Sekou, un niño africano a quien llamará felizmente por el apodo hasta ese momento reservado en exclusiva a su hermano. Con gran sutileza, Andreu Sotorra inyecta en esta historia un mensaje antirracista.
Korazón de Pararrayos
Cuando yo tenía once años, mi hermano mayor era okupa. Y cuando sucedió todo aquello de la antigua leprosería de la montaña, yo le decía, para hacerle rabiar: -Eres como un viejecito. Ya tienes veinticuatro años y pronto se te caerán los dientes, acabarás con la cabeza calva como un melón y tendrás que retirarte a la montaña para morir.