No son muchos los autores que se atreven a indagar en temáticas que, durante años, han sido obviadas en la literatura juvenil como es el caso de los trastornos mentales en la adolescencia. Pablo Gutiérrez, ganador del Premio Edebé con El síndrome Bergerac, afronta aquí la cuestión a través de los testimonios de Mel, adolescente que cuenta sus cambios de humor, consecuencia de severos problemas en la infancia. Gracias a sus reflexiones descubrimos la historia de Beatriz, con la que coincide en las sesiones de tratamiento a las que ambos se someten en la unidad de psiquiatría de un hospital. Sufren por asuntos muy distintos pero ayudan al lector a reflexionar sobre aspectos comunes. Aunque es cierto que, como se ha criticado desde algunos medios especializados, la trama tiende a enredarse y a derivar por confusos derroteros en determinados compases, la forma en la que está hilada y la pertinencia del debate que sugiere son aspectos que merecen ser destacados. Es importante que existan novelas en las que se esbocen problemáticas, por desgracia, más actuales que nunca tras el impacto de la pandemia en este sector de edad. El libro fue publicado casi al mismo tiempo que la novela con la que consiguió el citado galardón. Gutiérrez ejerce como profesor en Andalucía y ha alcanzado gran notoriedad con sus obras orientadas al público adulto.
No son muchos los autores que se atreven a indagar en temáticas que, durante años, han sido obviadas en la literatura juvenil como es el caso de los trastornos mentales en la adolescencia. Pablo Gutiérrez, ganador del Premio Edebé con El síndrome Bergerac, afronta aquí la cuestión a través de los testimonios de Mel, adolescente que cuenta sus cambios de humor, consecuencia de severos problemas en la infancia. Gracias a sus reflexiones descubrimos la historia de Beatriz, con la que coincide... Seguir leyendo
Memoria de la chica azul
Quince años. Beatriz tenía quince años, una lista interminable de problemas y el miedo grabado en el rostro. Nos conocimos en la sala de espera de la unidad de salud mental, parecíamos un par de alumnos revoltosos que aguardan en la puerta del despacho después de haber hecho una trastada.
Que yo acudiera a aquella consulta era algo normal, teniendo en cuenta de dónde venía,