El mago del paso subterráneo
Lolo entró corriendo en su habitación, tropezó con la mochila del colegio, que minutos antes él mismo había dejado junto a la puerta, y a punto estuvo de caer rodando por el suelo.
–¡Oh, no! –exclamó al ver el bocadillo de la merienda desparramado por el suelo. Con el tropezón, el bocadillo se le escapó de las manos. Una rebanada de pan se había colado dentro de un cajón del armario, que estaba abierto; la otra había caído encima de la mesilla, derribando un pequeño portarretratos.