A medio camino entre el informativo y el libro de relatos, la célebre autora danesa teje una historia en la que confluyen las andanzas de los personajes principales, una mujer escasamente afectiva y su sobrino, con los hallazgos realizados por algunos de los más importantes astrónomos de la historia. El lector, así, tiene la oportunidad de disfrutar en un doble plano, con la exquisita narrativa de Kiel y con el cóctel de anécdotas y datos fidedignos que se alternan a lo largo de la propuesta centrados en los hallazgos de Nicolás Copérnico, Galileo Galilei, Ole Romer, Isaac Newton, Tycho y Sophie Brahe o Johannes Kepler. Como es habitual en este tipo de proyectos divulgativos incluye, a modo de epílogo, un glosario de "palabras difíciles" que sirven como complemento a la obra. Igualmente el texto viene acompañado de una serie de ilustraciones en las que la ilustradora noruega Gunvor Rasmussen retrata ese progresivo acercamiento a la astronomía por parte del protagonista, y detalles vinculados a las biografías de los científicos citados, que aparecen también reseñados en pequeñas fichas.
A medio camino entre el informativo y el libro de relatos, la célebre autora danesa teje una historia en la que confluyen las andanzas de los personajes principales, una mujer escasamente afectiva y su sobrino, con los hallazgos realizados por algunos de los más importantes astrónomos de la historia. El lector, así, tiene la oportunidad de disfrutar en un doble plano, con la exquisita narrativa de Kiel y con el cóctel de anécdotas y datos fidedignos que se alternan a lo largo de la propuesta centrados en los... Seguir leyendo
Historias de Astronomía
GUNVOR, LA TÍA de William, no era precisamente de las que hacen tortitas. O dibujan. O te llevan de paseo y te preguntan el nombre de tus mejores amigos. O si te divierte jugar al fútbol y trepar a los árboles. No, de eso nada. A ella los niños no le hacían ni pizca de gracia; en realidad, William no estaba muy seguro de que alguien le hiciera gracia.
Y a William, ¿qué más le daba?, te preguntarás tal vez. Pues le daba. Porque resulta que la tía Gunvor era su única familia. Aparte de sus padres, claro.