Cuando la situación se vuelve realmente peligrosa para la población civil, los protagonistas de esta dura pero, lamentablemente, siempre actual historia, deciden huir. Apenas una maleta para salvar los recuerdos de toda una vida y, al llegar a la frontera, un muro gigante y personas de uniforme cortan de raíz los intentos de fuga, obligando a otros muchos inocentes como ellos a buscar alternativas a través del mar. Travesías en las que solo la intervención de "superhéroes" evitan la muerte y en las que siempre se alcanza el mismo destino, en el mejor de los casos: una "gran ciudad de tiendas de campaña" en la que se repiten tediosas dinámicas diarias para llevar a cabo las acciones más elementales. Allí solo hay posibilidad de sobrevivir si se poseen sueños y objetivos: "incluso rodeados de tanta sombra y olvido", aún resisten algunas luces... Como apuntan las autoras en la Guía de Lectura que se incluye en el epílogo, la inspiración para escribir y dibujar este álbum fue la imagen terrible, imposible de olvidar, de Alan, el niño sirio de tres años que apareció muerto en una playa de Turquía en septiembre de 2015. Una necesaria llamada de atención, desde las primeras edades, sobre el horror de la guerra y un sentido homenaje a todas aquellas personas que arriesgan su vida con el objetivo de asegurar un futuro esperanzador. Destaca, al mismo nivel que el relato, el trabajo gráfico realizado por la artista gerundense mediante el que relata la sinrazón del conflicto y la complicada convivencia que tiene lugar en los campos de refugiados.
Cuando la situación se vuelve realmente peligrosa para la población civil, los protagonistas de esta dura pero, lamentablemente, siempre actual historia, deciden huir. Apenas una maleta para salvar los recuerdos de toda una vida y, al llegar a la frontera, un muro gigante y personas de uniforme cortan de raíz los intentos de fuga, obligando a otros muchos inocentes como ellos a buscar alternativas a través del mar. Travesías en las que solo la intervención de "superhéroes" evitan la muerte y... Seguir leyendo
Colas de sueños
Los señores de la guerra estaban cada vez más enfadados y discutían lanzando balas y bombas.
- Ha llegado la hora de hacer la maleta. ¡Nos marchamos! -dijo una noche mi padre.
Cogió la maleta más grande que teníamos en casa y me metió dentro.
En aquella maleta iba todo cuanto necesitaba salvar, repetía por el camino.