Desde los inolvidables artefactos líricos del genial Nicanor Parra, muchos son los artistas que han transitado por las imprevisibles, siempre maravillosas, e indefinidas fronteras de la poesía visual, un recurso que dota de vida y alegría a los versos, con aún más pertinencia cuando el relato se dirige al público infantil. Las autoras, que ya sorprendieron con los celebrados Bestiapoemas y otros bichos y Bichopoemas y otras bestias, se alejan de los insectos y otros organismos para centrarse en otras criaturas, más grandes, a los que siguen en su devenir diario aportando nuevas miradas a escenas cotidianas. Las onomatopeyas y la explotación de todas las posibilidades que ofrece el juego tipográfico, constituyen el hilo conductor de esta seductora propuesta, que aumenta su poder en una lectura compartida, modelada con exquisita sensibilidad e imaginación, como en los casos anteriores, desbordante. El juego fónico rima con las atrevidas ilustraciones geométricas, secuenciadas bajo el paraguas de un diseño retozón que sondea las múltiples posibilidades del lenguaje.  

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Desde los inolvidables artefactos líricos del genial Nicanor Parra, muchos son los artistas que han transitado por las imprevisibles, siempre maravillosas, e indefinidas fronteras de la poesía visual, un recurso que dota de vida y alegría a los versos, con aún más pertinencia cuando el relato se dirige al público infantil. Las autoras, que ya sorprendieron con los celebrados Bestiapoemas y otros bichos y Seguir leyendo