El año de la libertad
La bala pasó rozándole la oreja izquierda, e instintivamente se le erizó el vello de la nuca. Si hubiera tenido más experiencia en el combate, quizá no se habría amedrentado tanto, porque por todos los que han participado en una acción de guerra es sabido que las balas cuyo silbido se puede escuchar ya han pasado y, por lo tanto, no pueden herir.