Un cuento sin pies ni..., bueno, cabezas sí que hay. Está la de la hermosa Griselda, la princesa de belleza sin igual. Y las de todos los caballeros del reino que la perdían al paso de su radiante alteza. Pero la experiencia enseña a la futura monarca que su vida tal vez habría sido más interesante si los hombres hubieran conservado la testa sobre los hombros, para poder hablar y disfrutar de compañía. Solo un candidato miope, ajeno al inquietante resplandor de la protagonista, consigue llamar su atención. De su unión nacerá una pequeña heredera, aunque la experiencia servirá para sentir en primera persona las mismas sensaciones que todos los que osaron a acercarse a aquel reino. Una loca historia de pasiones extremas y amores imposibles escrita y dibujada bajo los siempre geniales parámetros de la polifacética artista argentina Isol, Premio Memorial Astrid Lindgren en 2013. Sus trazos conectan a la perfección con el espíritu del nonsense y de los cuentos de hadas más oscuros, que planea sobre todo el relato.
Entrevista con Isol en CL
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Un cuento sin pies ni..., bueno, cabezas sí que hay. Está la de la hermosa Griselda, la princesa de belleza sin igual. Y las de todos los caballeros del reino que la perdían al paso de su radiante alteza. Pero la experiencia enseña a la futura monarca que su vida tal vez habría sido más interesante si los hombres hubieran conservado la testa sobre los hombros, para poder hablar y disfrutar de compañía. Solo un candidato miope, ajeno al inquietante resplandor de la protagonista, consigue llamar su... Seguir leyendo
La bella Griselda

La princesa Griselda era tan hermosa que hacía perder la cabeza a cualquiera.
Y no es sólo un decir.
En los bailes de la corte, con solo verla, las cabezas de los caballeros y príncipes se iban rodando tras ella, suspirando por su amor. Esto a Griselda le parecía muy gracioso.
Ya fuera por aburrimiento o por tenerlas a mano, la cuestión es que Griselda empezó a coleccionar cabezas.
Barnizaba ella misma las coronadas testas y las clasificaba por regiones o color de pelo para exhibirlas en su salón dorado como trofeos.