¡Estate quieto!

-Marcos, ¿dónde estás? ¡Marcos! -gritó su madre asomándose a la ventana del patio.
-Estoy aquí, mamá. En el patio, con los niños.
-¿Qué haces?
-Juego al escondite.
-Sabes que no quiero que juegues. Si sudas, cogerás un resfriado. ¡Ven a casa!
Marcos era un niño obediente y entró en la casa. Su madre le tocó el cuello para saber si estaba sudado.