Tengo catorce años y soy horrible
Estoy harta. Harta de mis padres, de los profes, de los amigos. Harta de mí misma, de mi piel, de mi acné, de mi pelo grasiento. Harta de mi careto, siempre igual y siempre horroroso. Harta de mis kilos de más, que se suman a los otros kilos de más conseguidos a base de caramelos, bombones y dulces.
«Feto», «Léa Feto», así es como debería llamarme.