La inmigración explicada a mi hija
Mi hija me ha seguido con frecuencia en mis tribulaciones. Me la cargaba a hombros en las manifestaciones antirracistas y ella creía que íbamos de fiesta. Cuando descubrió que yo dedicaba mucho tiempo a pelearme por la inmigración, por la vida de esas mujeres, de esos hombres, de sus hijos, a los que un destino implacable había situado en el núcleo de las disputas identitarias, creyó que aquello era para mí una obsesión... cuando se trataba de mi cruz. Me seguía a todas partes, se implicaba en todas las batallas sobre la cuestión. Tuve que pararle los pies, hacerle comprender que las matemáticas, la física y la química también eran necesarias para entender el mundo.