¡No pasarán! El videojuego
Fue un milagro que encontraran aquella tienda. Un siniestro milagro. Thierry había garabateado la dirección en un par de líneas casi ilegibles al dorso de un billete de metro de Londres, sin saber que al llegar a la estación de destino un revisor iba a confiscárselo. Al final de la escalera mecánica se encontraron atrapados de pronto en medio de una masa compacta que se agolpaba ante la puerta de salida:
-¡Mierda! ¡Tío, que piden el billete! -había gritado Andreas-. ¡Te dije que lo apuntaras en otro sitio! ¡Eres un verdadero capullo!