Que broten 100 flores
El tren ya había pasado tres estaciones y las demás literas del compartimiento seguían vacías. Probablemente ya no vendría nadie más. De ser así, daría gracias al Cielo y a la Tierra. En estos viajes largos, si no tienes como acompañante a un conocido, mejor no tener ninguno, mejor estar solo, libre y a tu entera comodidad. Sobre todo en estos años, quizás porque las relaciones entre las personas se han convertido en algo terrible; por todas partes te acecha el peligro, y al menor descuido te hundes en la mayor de las calamidades. Por eso, siempre me gusta ser mi propio acompañante, y busco tranquilidad en la soledad del silencio. ¿Acaso sólo se puede uno sentir libre en un lugar donde no hay nadie? ¿Qué sentido tiene vivir en un lugar así?