El niño que dormía con nieve en la cama
Joel dejó que la persiana subiera a toda velocidad dando un golpe.
Era como si disparase un saludo con un cañón ante el nuevo día.
Miró sorprendido a través de la ventana. El suelo estaba completamente blanco. Una vez más se había dejado engañar.
El invierno siempre llegaba con sigilo cuando uno menos lo sospechaba. El otoño pasado Joel decidió que no iba a dejar que sucediera nunca más.