El reloj mecánico
Antiguamente, en la época en que sucedió esta historia, el tiempo transcurría al compás del reloj, es decir, de un verdadero mecanismo de relojería con resortes y ruedas dentadas, engranajes y péndulos, y piezas por el estilo. Se podía desmontar, ver cómo funcionaba y luego montarlo de nuevo. Hoy en día, el tiempo corre mediante la electricidad, mediante cristales de cuarzo que vibran y Dios sabe qué más. Hasta puedes comprar un reloj que se mueve con energía solar, se pone a la hora varias veces al día sintonizando una señal de radio y nunca atrasa ni un solo segundo. Los relojes que funcionan de este modo parecen obra de brujería porque no hay manera de entenderlos.