Alan Durant, prolífico autor británico de literatura infantil, tiene en Spider una de sus mejores creaciones. En su modestia, Spider resulta un personaje entrañable, encantador que, de alguna manera, nos representa a todos. Porque ¿quién no desconecta de vez en cuando de la realidad y sueña despierto? Sólo que él lo hace constantemente. Los breves episodios reflejan la dinámica del comportamiento de los niños en la escuela, y las ilustraciones captan perfectamente el tono desenfadado de los textos. Alan Durant, prolífico autor británico de literatura infantil, tiene en Spider una de sus mejores creaciones. En su modestia, Spider resulta un personaje entrañable, encantador que, de alguna manera, nos representa a todos. Porque ¿quién no desconecta de vez en cuando de la realidad y sueña despierto? Sólo que él lo hace constantemente. Los breves episodios reflejan la dinámica del comportamiento de los niños en la escuela, y las ilustraciones captan perfectamente el tono desenfadado de los textos.
Los despistes de Spider
Spider era un niño muy despistado. Todos lo decían. Su madre lo repetía todas las mañanas cuando Spider bajaba a desayunar con un calcetín azul y otro naranja, o con el jersey del revés. -¡Oh, Spider! -decía con un gesto de desaprobación-, ¡eres un despistado! El señor Smith, su profesor en el colegio Park, también decía lo mismo cada vez que hacía una pregunta a Spider y éste se equivocaba.