El calcetín suicida
Me tiré de un cuarto piso hace algunas semanas y desde entonces me han pasado cosas increíbles que me gustaría contar. Es verdad que igual a mí cualquier cosa me parece maravillosa y quizás no lo es tanto porque, aparte del pie rugoso y maloliente del señor Plinio, bien poca cosa sabía de la vida antes de tomar aquella decisión. La idea de tirarme, justo después de lavarme Plinio y antes de engancharme con una pinza en el tendedero del balcón, no es nada nueva, ni ha sido un arrebato, ni nada parecido.