Tristán en París
-Le tableau! -masculló el tipo de la pistola con la voz distorsionada por la máscara de caucho.
-Merde -le respondí con mi mejor acento francés.
El tipo alzó el arma, apuntó y me disparó.
La bala que me iba destinada pasó dos palmos por encima de mi cabeza e impactó en el fuste de una columna de cartón piedra. Esta estaba pintada de tal forma que imitaba el mármol.